El carbón, el petróleo y el gas han dado a las comunidades de los EE. UU. tanto cheques constantes como contaminación devastadora. Es hora de hacer de la salud una prioridad para satisfacer nuestras demandas energéticas.
En ciudades de los Estados Unidos, el desplazamiento de residentes de larga data y su cultura, y su exclusión de la toma de decisiones de la comunidad está creando una crisis de salud pública.